Antes de comenzar con el proceso de obtención del permiso de conducción, es obligatorio acudir a un centro de reconocimiento de conductores. Allí, un examen psicotécnico evaluará la capacidad física y mental de la persona. El resultado puede ser:
▶ Apto sin restricciones, lo que permite seguir el proceso con normalidad.
▶ Apto con condiciones restrictivas, que requiere ciertas adaptaciones del vehículo o del proceso de formación.
▶ No apto, que impide conducir salvo revisión del informe por parte de una autoridad sanitaria.
En caso de "no apto", la DGT permite solicitar una segunda evaluación o asesoramiento personalizado en la Jefatura de Tráfico más cercana.
En toda España existen autoescuelas que imparten clases con vehículos adaptados, muchas de ellas incluidas en un listado elaborado por la Fundación ONCE. Algunas ofrecen incluso formación en lengua de signos o con instrucciones simplificadas, lo que amplía las posibilidades de aprendizaje para más personas.
La DGT, por su parte, facilita condiciones específicas durante el examen teórico, como tiempos ampliados, explicaciones pausadas, o preguntas con apoyo visual o sonoro. En el examen práctico, se permite usar coches con cambios automáticos, joysticks, controles manuales o cualquier otro sistema que garantice la seguridad del conductor y de los demás usuarios de la vía.
Las modificaciones posibles en el vehículo son muy diversas:
▶ Pomo en el volante para quienes conducen con una sola mano.
▶ Controles eléctricos para luces, intermitentes o limpiaparabrisas.
▶ Pedales adaptados o reubicados, freno de mano activable con el pie.
▶ Sistemas automáticos de sujeción de silla de ruedas, peldaños retráctiles o tablas de transferencia.
▶ Asientos ergonómicos o giratorios, pensados para facilitar el acceso y el confort.
Estas adaptaciones no solo hacen posible la conducción, sino que garantizan la autonomía de miles de personas que dependen del coche para su día a día.
Cuando una persona ya dispone del permiso y posteriormente sufre una discapacidad, el proceso es similar: hay que someterse a un nuevo reconocimiento médico. En función del resultado, se podrá seguir conduciendo con o sin adaptaciones, o bien dejar de hacerlo si no se cumplen las condiciones mínimas de seguridad. Como en la obtención inicial, es posible solicitar una segunda opinión médica si se discrepa con el resultado.
No todo depende del conductor. Para que una conducción adaptada sea segura, el coche debe estar en óptimas condiciones. Los sistemas especiales de frenado, dirección, fijación de silla de ruedas o ayudas electrónicas requieren mantenimiento profesional y revisiones periódicas. Aquí es donde entra en juego el taller de confianza.
Llevar tu coche adaptado a un taller especializado no es una opción, es una necesidad. Solo así podrás asegurarte de que todo funciona como debe y que tú, o quien conduzca ese vehículo, lo hará con todas las garantías.
Si necesitas una revisión completa, una puesta a punto o asesoramiento para el mantenimiento de un coche adaptado, confía en la comunidad de talleres Nubecar. Encontrarás profesionales formados, cercanos y comprometidos con tu seguridad.
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Porque conducir sin barreras empieza por un mantenimiento sin excusas.
¿Una discapacidad impide conducir? La respuesta es no. En España, las personas con discapacidad tienen derecho a obtener el carné de conducir y circular como cualquier otro ciudadano, siempre que cuenten con las condiciones psicofísicas adecuadas y, si fuera necesario, las adaptaciones oportunas en el vehículo. La Dirección General de Tráfico (DGT) lo garantiza mediante un proceso específico que valora cada caso de forma individual.
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